Visita Pastoral a la parroquia de San José (Fuengirola)

Escrito el 21/03/2024

Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Misa con motivo de la Visita Pastoral a la parroquia de San José de Fuengirola.

VISITA PASTORAL A LA PARROQUIA DE SAN JOSÉ

(Fuengirola, 21 marzo 2024)

Lecturas: Gn 17, 3-9; Sal 104, 4-9; Jn 8, 51-59.

1.- Alianza de Dios con Abrahán

El texto del libro del Génesis, que hemos escuchado, habla de la alianza de Dios con Abraham.

Dios habló así a Abrán: «Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos» (Gn 17, 4); y te llamarás Abrahán (cf. Gn 17, 5). Dios le cambia el nombre, de Abrán a Abrahán, simbolizando que pasa a ser padre de una muchedumbre de fieles con quienes hace la alianza. 

Dios hace alianza perpetua con Abrán y la mantiene por generaciones (cf. Gn 17, 7). Al igual que hizo alianza con Abrahán, el Señor la hizo con otros: con Noé, con Moisés, con Isaac, con David. 

Toda alianza o convenio tiene unas cláusulas. En las cláusulas de Dios vienen sus bendiciones: Si cumples la alianza, yo te haré fecundo sobremanera (cf. Gn 17, 6); serás padre de grandes pueblos (cf. Gn 17, 4); tendrás una gran descendencia (cf. Gn 17, 7); tendrás bienes para vivir bien (cf. Gn17, 8). Estas son los bienes y las bondades de la alianza.

2.- La nueva Alianza

El pueblo de Israel rompió esa alianza, incumpliendo lo que había prometido, mientras que Dios mantuvo su palabra. Cuando los hombres damos nuestra palabra no siempre la mantenemos, por desgracia.

Pero en la etapa final de la historia Dios realiza la Alianza nueva y eterna con Jesús. Esta alianza se cumple fielmente; todas las demás habían sido rotas. 

Jesús, el Hijo de Dios, que representa a toda la humanidad, mantuvo la alianza con el Padre. Por ello la humanidad ha respondido en Jesús a la alianza de Dios.

¿Cómo es nuestra alianza con Dios? Debe estar fundamentada en Jesucristo; de ese modo no se romperá nunca. Porque, aunque nosotros como pecadores la rompamos, Jesús, Hijo de Dios, que ha asumido la naturaleza humana y es cabeza de humanidad, ha respondido afirmativamente. Y Dios Padre sigue respondiendo, como siempre, fiel a su Palabra.

3.- Hacer memoria de la alianza de amor

En el Salmo hemos dicho: El Señor «se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones» (Sal 104, 8); y nos anima a recordar sus hazañas: «Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios» (Sal 104, 5).

Podemos preguntarnos: ¿Has pensado alguna vez que Dios ha hecho una alianza contigo? Y no es una alianza de comercio, sino una alianza de amor.

La alianza de Dios es siempre una historia de amor, que comenzó en Noé y que ha sido ratificada con la alianza que hace Jesucristo, sellada y pactada con su sangre.

Esa misma alianza la hace con cada uno de nosotros. ¿Cuándo empezó esa alianza de amor? (Respuesta de los fieles: En el bautismo). Empezó en el bautismo cuando Dios nos regaló la fe, la esperanza y la caridad.

Dios en esa alianza quiere bendecirnos, perdonarnos, amarnos. Así lo ha demostrado con la entrega de Jesús en la cruz. Ahora Dios espera que nosotros correspondamos a su amor. 

4.- Fidelidad en otras alianzas

La alianza entre dos esposos toma nombre de esta alianza. También se llama “alianza” el anillo de compromiso, porque es alianza de amor ¿Por qué es circular ese anillo? (Respuesta de los fieles: Porque no tiene fin). Las alianzas son aros circulares, que no se sabe de dónde empieza y de dónde acaba; es decir, representan el amor eterno. Lo que se prometen los esposos va en la línea de la alianza con Cristo.

Pero las modas de la sociedad han roto las alianzas de amor; las leyes civiles reconocen la ruptura de la alianza. Estamos en una sociedad que no vive la alianza de amor, ni con Dios ni con las personas. Ésta es una tarea que los cristianos tenemos hoy en nuestra sociedad: ser testigos de la alianza de amor eterno, a ejemplo de la alianza eterna de Dios; porque él se acuerda de su alianza eternamente (cf. Sal 104, 8). 

5.- La Visita pastoral

¿Cómo renovaríais vuestra alianza de amor con el Señor? Pensadlo cada uno. Esto forma parte de la visita pastoral. ¿Cómo renovamos la comunidad, desde la alianza de amor que Dios ha hecho con nosotros? ¿Cómo la renuevo de manera personal? Tengo este compromiso con Dios. ¿Cómo renovar esa alianza cada día, para no fallarle al Señor y para que sea eterna?

El Señor nos va a ayudar a cumplir este compromiso con la fuerza de su Espíritu Santo, para corresponder a su amor. También nos ayuda a ser fieles y a corresponder a esas otras alianzas que hacemos con otras personas; y no sólo las alianzas entre esposos, sino también entre padres e hijos, entre hermanos, entre amigos, entre feligreses, entre ciudadanos. El Señor nos anima a vivir la alianza de amor en distintos niveles.

Somos hijos adoptivos del Padre, pero somos hermanos entre nosotros. No podemos romper la alianza de fraternidad con los otros, aunque no piensen como nosotros. Aunque sean de otro color, de otra lengua, de otra etnia, de otra cultura, de otra ideología, no podemos romper la alianza. Debemos seguir tratando a los demás como hermanos nuestros, porque son también hijos de Dios-Padre como nosotros.

Como veis, ser cristiano tiene tela y tenemos una gran tarea personal y comunitariamente.

6.- Guardar la Palabra de Dios

El Evangelio de san Juan nos invita a guardar la Palabra de Dios: «En verdad, en verdad os digo: Quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre» (Jn 8, 51).

Las “Palabras” que pronunció Dios al ratificar la alianza con Moisés fueron los Mandamientos. Éstos no son losas que cargan sobre nuestros hombros imposibles de cumplir. Los Mandamientos son las cláusulas de la alianza de amor; y están puestos para ayudarnos a ser fieles a la alianza.

Los Mandamientos son diez, llamado “Decálogo”: Diez palabras de vida; no son diez leyes de muerte. A veces podemos pensar que los Mandamientos son imposibles de cumplir y que son unas cargas insoportables. Sin embargo, son una ayuda para vivir mejor. ¿Quieres vivir? Respeta a tu prójimo. ¿Quieres vivir? Respeta su propiedad. ¿Quieres vivir? Respeta su fama. Los Mandamientos son instrumentos para la vida.

Deseo que en esta celebración veamos los Mandamientos como cláusulas de vida de una alianza de amor. Cuando dos personas se prometen amor eterno, no siempre lo cumplen. Sin embargo, cuando hay amor verdadero se mantiene para siempre, porque el amor es eterno.

Dios es eterno amor y hace una alianza eterna. Podemos vivir alianzas de amor eterno. Si las alianzas se basan en un gusto, cuando termine el gusto, se acabará esa alianza. Si esa alianza se fundamenta en otras cosas, cuando ya no existan esas otras cosas, se acabará la alianza.

Si la alianza se fundamenta en el amor, permanecerá para siempre. Pero si la alianza se realiza con el prejuicio de romperla cuando nos apetezca, esa alianza comienza ya rota; porque eso significa entrar en una dinámica que no correcta ni adecuada. Los cristianos podemos dar un buen testimonio en nuestra sociedad de que es posible vivir alianzas de amor eterno. 

7.- El testimonio

El evangelista Juan nos habla del testimonio. Los judíos no se fiaban de Jesús y decían que lo que hacía era por arte del diablo. No creían en su palabra (cf. Jn 8, 52-53). Jesús les dijo que, si no creían en él y en su palabra, que creyeran al menos en las obras y milagros que hacía. Les dice a los judíos que le avalaba el Padre (cf. Jn 5, 31-32), porque él hacía la voluntad de su Padre (cf. Jn 5, 30). El Padre y yo somos uno (cf. Jn 10, 30).

En la asamblea parroquial, que hemos realizado antes de la eucaristía, decíamos que los cristianos creemos en el Dios de Jesucristo, que es un solo Dios, pero tres Personas. 

¿Quién avala a Jesús? Su Padre y las obras que hace. Dios Padre es el testigo de su Hijo: Este es mi Hijo, escuchadle. Este es mi Hijo, amadle (cf. Mc, 9, 7). Dios Padre testifica. ¿Y quién es Jesús? El Testigo fiel del Padre, que nos revela quién es Dios.

¿Y qué somos nosotros? Los testigos de Jesús en la sociedad, que recibimos el testimonio de Jesús para proponerlo a nuestros paisanos y a nuestros contemporáneos.

¿Estáis dispuestos a dar ese testimonio, que nos pide el Señor? Cuando proclamemos a continuación el Credo os lo preguntaré.

Vamos a pedirle a la Virgen, en las distintas advocaciones que tiene entre nosotros y a San José, titular de esta parroquia, que nos ayuden a ser fieles a nuestro testimonio y a nuestro compromiso de alianza eterna. Que así sea.